¿QUÉ ES UN LOBBY?
La Real Academia de la Lengua Española acepta el término lobby como equivalente a “grupo de presión”. El término alude a toda organización de carácter social, económico y de ciudadanos que lleve a cabo acciones para influir en los poderes públicos en defensa de los intereses comunes de sus miembros. Un lobby es una asociación empresarial, pero también una empresa, un sindicato, una oenegé, una asociación de consumidores o una iglesia.
¿Y UN LOBBISTA?
"Lobista" es la persona que asume la tarea de representar al lobby. Puede ser alguien de la propia organización o un profesional externo (un despacho de abogados, de economistas o de relaciones públicas) cuyos servicios son contratados.
Los estados tienen herramientas económicas para desincentivar las actividades contaminantes. ¿Quieres conocer cómo funciona una de ellas?
Los impuestos pigouvianos son un tipo de impuesto que busca corregir una externalidad negativa.
Este impuesto es llamado impuesto pigouviano, en honor del economista británico Arthur Pigou, (1877-1959) quien fue el primero en proponer que se enfrentaran las externalidades de esta manera.
¿De qué manera puede ayudar la teoría económica en la lucha contra la contaminación y la protección medioambiental? ¿Es posible que mediante mecanismos de mercado se consiga paliar el cambio climático? Una de las posibles respuestas se encuentra en el impuesto pigouviano, propuestos por el economista inglés Arthur Pigou (1877-1959).
Este impuesto es llamado impuesto pigouviano, en honor del economista británico Arthur Pigou, (1877-1959) quien fue el primero en proponer que se enfrentaran las externalidades de esta manera.
¿De qué manera puede ayudar la teoría económica en la lucha contra la contaminación y la protección medioambiental? ¿Es posible que mediante mecanismos de mercado se consiga paliar el cambio climático? Una de las posibles respuestas se encuentra en el impuesto pigouviano, propuestos por el economista inglés Arthur Pigou (1877-1959).
¿Y qué son los impuestos pigouvianos? Imaginemos que una compañía, dada su actividad empresarial, contamina el medio ambiente y, por ende, la salud de los ciudadanos. Este perjuicio, que puede ser en forma de emisiones de dióxido de carbono o vertidos contaminantes al río o al mar, por ejemplo, se denomina en el lenguaje económico externalidad negativa: actividades que afectan perjudicialmente al bienestar de otros grupos de interés.
Partiendo de esta base, el estado debe proteger este bien comúnobligando al responsable de este perjuicio a incluir esta externalidad negativa en sus costes de producción, siguiendo la máxima promulgada por Pigou de que el que contamina, paga.
Los impuestos pigouvianos, siguiendo con el ejemplo, son un gravamen que el estado impone a estas compañías que crean un perjuicio en el bienestar de la ciudadanía –dañando el medio ambiente, la salud, etc. – con el fin de corregir esta distorsión del mercado y alcanzar tres objetivos principales relacionados entre sí. Por un lado, hacer que las empresas contaminantes paguen por lo que contaminen, de tal manera que las empresas encuentren más rentables sectores menos contaminantes y se vean incentivadas a innovar en la búsqueda de tecnologías más limpias. Por lo tanto, este impuesto aplicado a la externalidad negativa de la contaminación tiene el fin último de proteger el bienestar y reducir la contaminación.
EXTERNALIDADES, CARACTERÍSTICAS:
Las externalidades pueden ser positivas o negativas:
Externalidad positiva
Una externalidad positiva puede darse, por ejemplo, entre dos formas de producción. Supongamos que existe un cultivo de árboles frutales en un lugar determinado. Vecino a éste se encuentra una empresa que extrae miel de abejas. Las abejas, para producir miel, necesitan del néctar de las flores; a su vez, para que los árboles den frutas, es necesario que exista una polinización, la cual se facilita por el movimiento de insectos de flor en flor. Por lo tanto, sin haber pagado por ello, el dueño de los árboles está beneficiándose de una externalidad positiva por el hecho de que el vecino produzca miel de abejas y tenga abejas cercanas a su cultivo. De la misma forma, el vecino está recibiendo una externalidad positiva, producida por el cultivo de árboles, por el hecho de tener cerca las flores de éstos.
Externalidad negativa
Una externalidad negativa, por el contrario, genera efectos perjudiciales a quien la recibe. Supongamos, por ejemplo, que existe un criadero de truchas en un lugar determinado. Para que las truchas crezcan y se desarrollen correctamente, deben mantenerse en aguas limpias libres de contaminación. Sin embargo, en un lugar cercano, existe un cultivo de flores que utiliza químicos para controlar las plagas de las flores. Por el viento y las condiciones climáticas, estos químicos contaminan las fuentes de agua cercanas, por lo tanto, el criador de truchas se ve seriamente afectado por las acciones del cultivo de flores cercano; es decir, está sufriendo un efecto negativo externo a él (una externalidad negativa).